Gracias a Barcelona Flight School pude obtener mi licencia de piloto comercial a los 21 años.
Sin duda lo mejor fue el buen ambiente entre mis compañeros de clase y la oportunidad de volar en muchas aeronaves diferentes.
Por último, pero no por ello menos importante, la gran calidad de los instructores, especialmente en el MCC APS, que realmente me ayudó a llegar donde estoy hoy.